NATURALEZA: PRESERVACIÓN CON PERSPECTIVA DE GÉNERO.
Una de las grandes problemáticas a nivel mundial y que nos concierne a todas y todos es sin duda la educación ambiental, pues es un proceso que prevalecerá a lo largo de muchísimas generaciones, ya que va encaminado a impartir conciencia ambiental, conocimiento ecológico, actitudes y valores hacia nuestro entorno para tomar un compromiso de acciones y responsabilidades, esto debido a los cambios desfavorecedores que se han visto reflejados en nuestro medio ambiente, en la naturaleza y en el clima.
Abordar las cuestiones de género y medio ambiente representa un reto teórico, que lleva a la necesidad de examinar con detalle aspectos relacionados con la distribución y el desarrollo, es entonces cuando se analiza la relación que existe entre habitantes, naturaleza y medio ambiente, en ese sentido, las mujeres han jugado un papel importante pues existe relación entre mujer y madre Tierra (También conocida como Pachamama en culturas indígenas de América del sur) la cual nos ha sido entregada para que la cuidemos y la transformemos en fuente de vida digna para todos, por ello se dice que, las mujeres son más vulnerables a los problemas ambientales.
Es necesario conocer la realidad sociocultural que condiciona la sostenibilidad y reconocer que la participación de la mujer es necesaria para alcanzar la sostenibilidad económica, social y ambiental, la desigualdad de género está presente en todo el mundo al minimizar la participación y el trabajo por debajo de los varones, esto afortunadamente, ha ido cambiando debido a corrientes contemporáneas que buscan la igualdad de género que en algún momento deberá llegar a todos los espacios posibles, por ello es indispensable contar con una educación equitativa y con perspectiva de género, fomentando la participación igualitaria, conociendo las diferentes necesidades y situaciones sociales de hombres y mujeres en cada proyecto y visibilizar tales necesidades; eliminando estereotipos y roles de género.
El vínculo entre las mujeres y el medio ambiente está determinado por una estructura que comprende diversos aspectos, incluyendo género, clase (casta/raza), organización de producción, reproducción y distribución de ingresos, es diferente abordar el tema de educación ambiental que se conoce y practica en zonas rurales al que se tiene en zonas urbanas, debido al estilo de vida y necesidades que se tienen en cada entorno. Por ejemplo, hoy en día hay muchas mujeres de los pueblos originarios, de México y América Latina que resisten ante la devastación producida por la deforestación y los cultivos transgénicos, están dando la cara muchas veces cuando los hombres han muerto o han tenido que huir, y ellas son las que tienen que seguir defendiendo su territorio, son las mujeres provenientes de áreas rurales y familias pobres las que resultan afectadas de manera más negativa y las que han participado más activamente en los movimientos ecológicos.
En los años 70´s surgió una ola feminista que se involucra directamente con la ecología, ahora mejor conocida como Ecofeminismo, entre los temas que llevaron a algunas feministas de los países más industrializados a desarrollar el ecofeminismo, estaba la preocupación por la salud amenazada por la contaminación, en especial la de los más frágiles, es decir, niñas y niños, el trato dado a los animales y la insostenibilidad del modelo productivo basado en recursos no renovables y destrucción de los ecosistemas. Estadísticamente, a nivel internacional, las mujeres son mayoría en los movimientos ambientalistas y en la defensa de los animales.
Históricamente, el colectivo femenino no había tenido acceso a las armas o “al trabajo rudo” y se les designaban las responsabilidades de las tareas del cuidado de la vida más frágil (niños/as, mayores y enfermos) y del mantenimiento de la infraestructura material doméstica (cocina, ropa, etc.), por lo tanto, han sido atentas a los demás y muestran mayor expresión de afectividad, es cuando estas condiciones se unen para que se despierte el interés por la defensa de la naturaleza y de los seres vivos, que coloquialmente se conoce como “instinto maternal”.
Las condiciones ambientales y sociales del siglo XXI requieren que el feminismo y el ecologismo desempeñen un papel fundamental. Por un lado, el colectivo de las mujeres ha alcanzado la autoconciencia y se ha propuesto superar las barreras que durante siglos se han levantado contra su plena inclusión en el ámbito del trabajo asalariado, la cultura y la política, mientras que, por otro, se hace cada vez más evidente la insostenibilidad del modelo de desarrollo actual, ya que posee un carácter destructivo que compromete el futuro de la humanidad.
Es necesario tener presente y no olvidar las enseñanzas ancestrales que hemos adquirido tanto en el uso como en la elaboración de productos creados para cubrir necesidades básicas como lo son la alimentación, la higiene y el aseo personal o doméstico, desafortunadamente muchos de estos conocimientos o prácticas se han ido perdiendo debido a esta nueva era en donde casi todo radica en el consumismo y la tecnología y optamos por prácticas que nos brinden una estilo de vida más fácil; hace apenas una décadas no era común el uso de bolsas plásticas o envases de PET, pues nos comentan las personas mayores que “en sus tiempos” las compras que se realizaban eran transportadas en canastos o cestos elaborados de palma o carrizo y resultaban ser muy funcionales, los alimentos eran libres de transgénicos o químicos utilizados para acelerar el proceso de maduración o de conservación, recordemos que, esta es una de las principales causas por las que aparecieron enfermedades crónicas como el cáncer o la diabetes que ahora son de lo más comunes.
La intención de este voluntariado es precisamente, la de compartir conocimientos, prácticas y aprendizajes que puedan acercarnos a un estilo de vida más saludable, respetar a los demás seres vivos y la naturaleza en general, sensibilizar a la humanidad del consumo desmedido que hemos creado producido por el capitalismo que, si bien es sinónimo de desarrollo también ha provocado un gran deterioro por la contaminación ambiental, la cual avanza desmedida e incontrolablemente; por ello es importante tomar en cuenta que, “la igualdad es necesaria para construir sociedades integradoras, justas y solidarias”, necesitamos responsabilizarnos, involucrarnos y educarnos con perspectivas incluyentes.